Entrevista a Don Francesco Ricossa, concedida al semanario francés Rivarol,
publicada en el nº3305 del 15 de noviembre de 2017 y conducida por Jérôme Bourbon
El director de la revista Sodalitium, el italiano Don Francesco Ricossa, desde hace una década cada año imparte en París una serie de conferencias de alto nivel, sobre importantes cuestiones relativas a la actualidad religiosa o a la doctrina católica. Con ocasión del tercer centenario del nacimiento de la masonería moderna, el 26 de noviembre pronunciará una serie de conferencias, seguida cada una de ellas por un turno de preguntas por parte del público. Las ponencias abarcarán dicha cuestión, su origen, su doctrina, sus ramificaciones, su infiltración y su influencia en los ambientes “católicos”, ya sean modernistas o tradicionalistas. Le hemos formulado algunas preguntas sobre este relevante tema y otros de actualidad.
Rivarol: ¿Qué piensa de la «corrección filial» dirigida a Bergoglio como respuesta a la «exhortación apostólica» Amoris Laetitia? Este documento, firmado por conservadores conciliares y por el Superior General de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, que enumera siete herejías en Amoris Laetita, hasta día de hoy no ha provocado ninguna reacción oficial por parte del Vaticano.
Don Francesco Ricossa: Amoris Laetitia desde un punto de vista técnico no es una encíclica, sino una exhortación postsinodal. Como en tantas ocasiones comparto la crítica contra esta exhortación, pero no puedo estar de acuerdo con la iniciativa. No puedo compartir que se pretenda defender la doctrina católica de la Iglesia apoyándose explícitamente en la enseñanza de Pablo VI y Juan Pablo II y del Vaticano II; ni puedo aprobar el hecho de que este documento sea presentado como una corrección filial y reconozca la legitimidad de Bergoglio. Porque esto significa ponerse en una posición insostenible, aquella postura de quienes rechazan el magisterio de la Iglesia puesto que consideran que Bergoglio es la cabeza; de esto se desprende que rechazan obedecer a quien consideran como autoridad legítima. Éstos se colocan incluso más allá de los cardenales que presentaron los dubia, las dudas; estos últimos solicitan al “magisterio” una aclaración sobre un documento “magisterial”, mientras los firmantes de la “corrección filial” se toman la licencia de rechazar un documento que consideran como magisterio.
Rivarol: Sin embargo, los firmantes afirman que la propia “corrección filial” no pone en cuestión la infalibilidad pontificia.
Don Francesco Ricossa: Ya se trate de un documento infalible o no el católico debe filialmente abrazar el magisterio. Ellos no pueden seleccionar entre aquello que es infalible y lo que no lo es. Lo máximo que se puede hacer es pedir una aclaración, como han hecho los “cardenales”. Pero no se puede acusar de herejía un documento oficial del magisterio. Incluso los antiguos teólogos al plantear la hipótesis de un papa herético suponían siempre que el Papa fuese herético en cuanto doctor privado. Ni siquiera lo podían imaginar porque es inimaginable que éste fuera herético en cuanto al magisterio auténtico y oficial.
Rivarol: ¿Tienen muchos tradicionalistas una visión minimalista de la infalibilidad pontificia?
Don Francesco Ricossa: Sí. No solo del dogma de la infalibilidad, sino sobre el papado en su conjunto: de aquello que son las prerrogativas del Papa y también acerca de la santidad de la Iglesia. En este punto paradójicamente se suman a toda la política dirigida por Bergoglio, que consiste en reducir la autoridad del Papa y de la Iglesia. Porque, ¿No está condenando el magisterio de la Iglesia y el papel del Papa cuando exalta por ejemplo a Martín Lutero? Uno de los firmantes de la “corrección filial”, el profesor De Mattei, que conozco bien, ha escrito un libro traducido al francés en el cual presenta una lista de los denominados errores de los papas, desde San Pedro hasta hoy. Es sorprendente, ya que en última instancia los tradicionalistas concuerdan con los modernistas al considerar que la Iglesia siempre se ha equivocado. ¡Únicamente discrepan en los puntos en los cuales la Iglesia se habría equivocado!
Rivarol: Considerar que un verdadero Papa, el Vicario de Cristo, el sucesor de Pedro, aún permaneciendo papa pueda canonizar a santos que no lo fueran, pueda promulgar un Concilio Ecuménico, un catecismo, un Código de Derecho Canónico que contiene errores y herejías, pueda promulgar un rito de la Misa y un ritual de los sacramentos que son nocivos para la fe, pueda publicar encíclicas y otros documentos pontificios que enseñan graves errores en materia de fe y de moral, pueda públicamente llevar a cabo actos escandalosos como la reunión de Asís o besar el Corán, ¿No es extraño? Santo Tomás de Aquino enseña en la Suma Teológica que un católico que venerara la tumba de Mahoma cometería un acto de apostasía. Entonces, ¿Qué diferencia hay entre venerar la tumba de Mahoma y besar el Corán como ha hecho Juan Pablo II en 199 en el Vaticano? ¿La concepción de un papa falible que pueda públicamente enseñar y fomentar el error y la herejía no va directamente contra el Vaticano I que enseña explícita e infaliblemente que la Sede de Pedro ha permanecido siempre exento de cualquier error?
Don Francesco Ricossa: Sí, esto va contra el Vaticano I y contra todo lo que la Iglesia siempre ha dicho y afirmado.
Rivarol: Si me lo permite, esta “corrección filial” también la ha firmado un antiguo sedevacantista hoy septuagenario, Don Claude Barthe. ¡Me permito lanzarle este dardo!
Don Francesco Ricossa: Es cierto que Don Claude Barthe era un sedevacantista total. Sin embargo luego se aproximó a Ratzinger y se ha convertido en el intérprete más o menos autorizado, teniendo cierta relación con él. No puedo decir qué piensa, pero habiéndolo conocido un poco creo que tenía un punto de vista gramsciano. Él quería ganarse el ambiente modernista de un modo intelectual, con el pensamiento según el cual es posible que la idea tradicionalista avance para reformar desde dentro. Es un procedimiento que no me convence, porque nos encontramos en el ámbito de la fe y no de la política. Además, este método no funciona.
Rivarol: ¿Es una forma de “entrismo”?
Don Francesco Ricossa: Sí. Pero estas son las maneras de obrar de los hombres del mundo, no de los hombres de Dios, me parece.
Rivarol: Ha mencionado usted a Lutero. Ya el año pasado, en San Pedro, Bergoglio pronunció un discurso bajo la mirada complaciente de una estatua de Lutero para conmemorar el 500 aniversario, un día más un día menos, de la promulgación de las 95 tesis luteranas. No se conformó con esto y viajó a Suecia para participar activamente en las ceremonias ecuménicas con las pastoras protestantes y continúa haciendo declaraciones muy favorables a Lutero. ¿Qué debemos pensar de todo esto?
Don Francesco Ricossa: Efectivamente en casi todas las diócesis parece que haya llegado una orden desde arriba para conmemorar y festejar la “Reforma”. La Ciudad del Vaticano ha publicado el 31 de octubre un sello en el que se ve a Lutero y a Melanchton, teólogo y amigo de Lutero. Todo esto se fundamenta sobre la idea falsa de aquél documento en el cual luteranos y “católicos” encontraron un acuerdo a propósito de la justificación. Por entonces escribí un artículo en la revista Sodalitium sobre la cuestión. La verdad es que la doctrina de la misericordia de Bergoglio se asemeja notablemente a la teoría de la justificación de Martín Lutero. En concreto, Bergoglio ha intentado hacer comprender a los confesores que el hombre es necesariamente pecador y consecuentemente, aunque el penitente no confiese sus culpas, no se arrepienta y no se corrija, la misericordia de Dios lo cubre como con un manto y siempre perdona. Es la misma doctrina de Martín Lutero, aunque con otro nombre.
Bergoglio es luterano y decir esto no es ofenderlo, puesto que él no esconde su devoción por este personaje que ha sido un enemigo declarado del papado, de los sacramentos, del Sacrificio de la Misa, de todas las virtudes cristianas y de la fe. Lo que sorprende es que la mayor parte de los bautizados no se dé cuenta. Es necesario decir que este elogio a Lutero es viejo, es casi una especie de tradición. La cosa comenzó con Juan Pablo II.
Rivarol: En efecto, en 1999 ya hubo un acuerdo sobre la justificación…
Don Francesco Ricossa: Sí, Juan Pablo II fue a Alemania y dijo que iba como peregrino tras las huellas de Lutero. También visitó el templo luterano de Roma. Ratzinger hizo lo mismo. Desde este punto de vista Bergoglio no es un innovador, él se posiciona en una tradición que desgraciadamente no es la tradición católica.
Rivarol: Pero, ¿Bergoglio no va más allá de sus predecesores, al menos en el ámbito del desmantelamiento público y radical de la moral cristiana? Cuestiones tales como el divorcio, la homosexualidad, el abandono de hecho de la indisolubilidad del matrimonio… El aval público que ha dado a los movimientos del lobby LGTB, a los clérigos abiertamente militantes por la ordenación de sacerdotes homosexuales y favorables al “matrimonio” de los invertidos…
Don Francesco Ricossa: Bergoglio desarrolla aquello que ya se había establecido por lo menos a partir de Pablo VI. Ciertamente se encuentran contradicciones materiales entre aquello que dice Bergoglio y aquello que decían por ejemplo Wojtyla o Montini. Pero yo diría que se trata de una contradicción en la letra. Pero en el fondo, en el espíritu, desde Montini y todavía más con Wojtyla, ya está presente ese personalismo, incluso también desde un punto de vista moral, que ha ido poniendo las bases y el fundamento filosófico para una inversión misma del ámbito moral, sobre todo de la moral sexual y que Bergoglio no ha hecho nada más que llevar a sus últimas consecuencias. Asimismo, Ratzinger comenzó a entrever soluciones “mundanas” para la cuestión de los divorciados y de los pecadores públicos. Bergoglio no ha aparecido de manera imprevista sobre un terreno virgen. Es heredero de toda una mentalidad, que es la mentalidad modernista y conciliar. La diferencia está en el hecho de que él es grosero, habla más abiertamente y no trata de esconder aquello que dice bajo una terminología teológica, por lo que obviamente la cuestión se hace más evidente para la gente en general.
Rivarol: Pero esto, ¿No suscita mayores reacciones en el mundo oficialmente católico?
Don Francesco Ricossa: Solo un poco más, no lo que hubiese sido necesario. El hecho es que después de más de cincuenta años de modernismo las personas están ya completamente en coma: tienen una fe débil o completamente pervertida. Ya no saben lo que es una verdad de fe. Si este modo de actuar se hubiera adoptado en 1965, hubiera sorprendido y hubiera suscitado reacciones violentas. Pero no debemos olvidar más de medio siglo de predicación modernista ininterrumpida. Cuando tuvo lugar la primera reunión ecuménica y sincretista de Asís convocada por Juan Pablo II, en octubre de 1986, el evento suscitó un gran estupor y algunas incomprensiones. Hoy, lamentablemente, esta clase de reuniones se realizan cada año y transcurren como si nada y, después de treinta años, suscitan indignación solo entre una ínfima minoría de bautizados.
Rivarol: Una palabra sobre lo que repetidamente dice Bergoglio sobre la acogida sin reservas, sin límites, de los inmigrantes musulmanes en Europa…
Don Francesco Ricossa: Los modernistas no tienen siquiera ya un horizonte doctrinal que ponga la fe y las cosas espirituales en primer plano, sino que tienen solamente un punto de vista horizontal y humanitario. Evidentemente las consecuencias son menos graves desde un punto de vista estrictamente doctrinal porque la acogida, la misericordia, la caridad para con los pobres y el infeliz siempre han existido, están en el mensaje de Nuestro Señor. Pero aquello que es grave es una inmigración descontrolada y masificada, y más aún de personas que profesan una religión hostil a la religión católica. Es un fenómeno muy difícil de corregir y de cambiar. Es un fenómeno casi imposible de eliminar y causará una convulsión considerable, cuyas consecuencias para el bien común son incalculables. Es la autoridad temporal que debe intervenir -o debería haber intervenido- para salvaguardar el bien común, pero también sobre esto se guarda el silencio más absoluto.
El hecho de que Europa no tenga ninguna fe ni moral conduce inevitablemente a la disolución de la identidad. Pero yo creo que el fenómeno de los flujos migratorios ha sido algo querido. Europa estaba ya en este infeliz estado de apostasía antes que se iniciara el fenómeno masivo de la inmigración. Por otro lado, los problemas de la pobreza y de la guerra existían desde hace más de medio siglo en los continentes menos favorecidos y todavía no había casi inmigración. Esta situación por lo tanto ha sido organizada desde las altas esferas con un objetivo bien preciso.
Pero el problema más grande, más importante aún que la invasión que proviene de fuera es la corrupción que hay en nuestra casa. Si nuestra civilización estuviera a la altura del pasado, de su herencia, la mayor parte de nuestros problemas se hubieran resuelto. Pero desafortunadamente somos nosotros los primeros culpables. Es evidente que hemos sido traicionados: aquellos que deberían haber trabajado por el bien, en realidad trabajan para el enemigo.
Rivarol: Este año no solamente es el 500 aniversario de la Reforma Luterana, también el 300 aniversario del nacimiento de la masonería moderna. En esta ocasión y para conmemorar este triste acontecimiento, usted dará en París, el 26 de noviembre, una serie de conferencias sobre la cuestión. ¿Nos puede contar algo más?
Don Francesco Ricossa: Estos 300 años del nacimiento de la masonería moderna son la ocasión para reflexionar sobre este acontecimiento, sobre este enemigo feroz del cristianismo y de la fe, en tanto en cuanto es más peligroso puesto que actúa en gran parte de forma secreta. Con este fin impartiré tres conferencias. La primera sobre la historia de la masonería a la inversa. Es decir, en vez de comenzar por el 1717 y llegar hasta hoy, cosa que muchas personas se esperan y que sería interesante, procederemos en sentido contrario. Estudiaremos los orígenes de la masonería o la masonería antes del nacimiento oficial de la masonería moderna. ¿De dónde provenían esos hombres que han fundado la masonería en Londres el 24 de junio de 1717? ¿Cuáles eran sus ideas? ¿Y cuál ha sido el origen de la masonería? Cuestión ésta última que es un problema muy debatido.
La segunda conferencia tratará sobre la doctrina de la masonería. Y el punto de partida será la encíclica de León XIII, Humanum Genus. Esta será completada por el ensayo de Arthur Preuss sobre la masonería americana, uno de los mejores trabajos sobre el tema pero que en Francia curiosamente no ha tenido una gran repercusión.
La tercera intervención es sobre una cuestión de actualidad: la influencia que el enemigo pueda tener sobre los modernistas -cosa evidente- pero también en “nuestros” ambientes, para estar en guardia. Es la parte más polémica y más intrigante, ¡si así se puede afirmar!
Rivarol: ¿Qué responde a aquellos que pretenden afirmar que hoy la masonería no tiene la influencia que tenía en el pasado?
Don Francesco Ricossa: Permítame sonreír ante esta afirmación. Un gran maestro del Gran Oriente de Italia en los sesenta decía que la masonería habría ganado la partida el día en que todos pensásemos como masones, esto es cuando los valores de la masonería se hubieran convertido en el modo de pensar del mundo entero. Ya estamos. Es verdad que un tiempo atrás la masonería estaba en el gobierno de los países principales, y esto sucede hoy también bajo una forma u otra, pero entonces existía una reacción. Estaban los que defendían los principios de la masonería y aquellos que se oponían, la autoridad de la Iglesia Católica y una parte del pueblo. Hoy, incluso aquellos que se oponen a la palabra masonería, cosa que pocos hacen, a menudo comparten los mismos principios de la secta sin saberlo. Éstos no se dan ni siquiera cuenta que aprueban y difunden en los hechos las ideas de la masonería. Es el mejor signo de la victoria de los hermanos tres puntos.
Algunos no se dan cuenta ni de la presencia nefasta de la masonería porque está realmente presente en todo, incluso entre aquellos que pretenden ser la autoridad de la Iglesia Católica. Las reuniones de Asís son también una manifestación impresionante de lo que se hace en las logias. Se utiliza el mismo método para el mismo fin. El fundador de la Comunidad de San Egidio, Andrea Riccardi, que organiza estas reuniones de Asís, hace algunos años declaró que se inspira en el pensamiento del rabino de Livorno, Elie Benamozegh, un hombre muy próximo a la masonería y deseoso de realizar los principios del noaquismo, citados también en las Constituciones de Anderson, o sea en las constituciones que regulan la masonería moderna.
Rivarol: Los movimientos de la extrema derecha en Europa, ¿No están también influenciados por la masonería?
Don Francesco Ricossa: Sí, y esta infiltración existe desde dos puntos de vista. Desde el punto de vista de los hombres y desde el punto de vista de las ideas. Hay movimientos en los cuales los masones son aceptados e incluso promovidos, de manera abierta o secreta. Y luego hay un problema de ideas: personas que no están iniciadas pero comparten los principios más importantes de la masonería. No me refiero solamente a aquellos principios que se han convertido desgraciadamente en el pensamiento común de todos, que se enseñan en las escuelas, que se proclaman en las “parroquias”: libertad, igualdad, fraternidad, etc., sino que me refiero también al esoterismo. En “nuestros” ambientes, aquellos que se oponen generalmente de buena fe a la tríada revolucionaria y al mundo moderno lo hacen frecuentemente en nombre de una doctrina esotérica que es la esencia de la masonería. Se sale de un error para caer en otro error no menos grave.
Rivarol: ¿Piensa en la influencia que pueden tener pensadores como René Guénon y Julius Evola en los ambientes de la extrema derecha?
Don Francesco Ricossa: Estos dos pensadores, Guénon y Evola, pueden haber dicho alguna cosa verdadera, en particular sobre el rechazo y la denuncia del mundo moderno, mezclado con muchas cosas falsas, de modo que son numerosos aquellos que pensando en oponerse al mundo actual se adhieren a todos los principios de la masonería. Esto es evidente en el caso de René Guénon, porque él mismo era un iniciado. En el caso de Evola su pertenencia a la masonería dista de ser demostrada, pero el hecho de que fuera un intelectual y cuyas amistades masónicas son evidentes y que no escondió nunca su doctrina esotérica, objetivamente lo hacen compañero de camino de la masonería.
Rivarol: ¿Cuáles han sido las relaciones entre el fascismo italiano y la masonería?
Don Francesco Ricossa: El fascismo italiano ha sido inicialmente un pragmatismo movido por el instinto político de Mussolini, que fue cambiando numerosas veces adaptándose a la práctica. Es cierto que en los inicios del fascismo la mayor parte de los jerarcas eran iniciados, casi todos aquellos que en 1943 votaron contra el Duce en el Gran Consejo Fascista eran también masones, aunque algunos de ellos permanecieron a su lado en la República Social Italiana. Pero también es verdad que el fascismo declaró ilegales todas las sociedades secretas, de manera que la masonería bajo Mussolini estuvo prácticamente desaparecida en el país y volvió a tener derecho de ciudadanía cuando los Aliados americanos e ingleses desembarcaron en Italia. Es cierto también que aquellos que intentaron asesinar a Mussolini antes de la guerra provenían de la Teosofía, por lo tanto estaban ligados a la masonería. Las cosas son, por lo tanto, complicadas. Yo he hablado en Sodalitium en un artículo sobre un personaje muy querido en los ambientes fascistas, el gran poeta Ezra Pound, el cual venía de un ambiente inglés muy próximo a la Teosofía.
Ninguna duda, por lo tanto, que el fascismo en los orígenes fuese próximo a los principios del Resurgimiento. Y también es verdad que durante el Régimen algunos pensaron que el gobierno de Mussolini había conducido al triunfo del esoterismo; por ejemplo el grupo de Évola y Reghini, aunque no sólo ellos, también el grupo de D’Annunzio. Esta corriente quería que el fascismo marcara una continuación con el movimiento resurgimental en un sentido claramente esotérico. Pero se sintió decepcionada con el Concordato. En sentido opuesto otras corrientes creyeron que el fascismo a pesar de todos sus defectos doctrinales, poco a poco, podría haber constituido desde un punto de vista más práctico que especulativo, un remedio a la revolución italiana y trabajaron por este objetivo. Por ejemplo Mons. Benigni, el fundador del Sodalitium Pianum, que se oponía a los principios del movimiento fascista pero colaboró activamente con el Régimen con el fin de llevarlo hacia posiciones católicas. Al fin y al cabo todos han tratado de llevar este gobierno a su propio terreno.
Rivarol: ¿Qué les diría a aquellos que diferencian entre una buena y mala masonería, una masonería blanca, monárquica, tradicionalista, que sería respetable, y una masonería roja, atea, revolucionaria que sería rechazable?
Don Francesco Ricossa: ¡Mi respuesta es que la masonería ha trabajado para cortar la cabeza al rey! Es cierto que ha habido monárquicos entre los masones y también enemigos de la Revolución Francesa; y tenían razón al posicionarse en contra de la Revolución, pero lo hacían equivocadamente al estar influenciados por el esoterismo masónico; pienso especialmente en Joseph de Maistre.
La Iglesia no hace distinción entre masonería inglesa y masonería francesa, entre una masonería de derecha y una masonería de izquierda. Todas las masonerías se remiten a una tradición que evidentemente es su propia tradición, ¡no la nuestra!
Hay principios comunes a todas las masonerías; nosotros hemos reeditado el libro de Arthur Preuss, ensayo sobre la masonería americana. El objetivo del autor era demostrar que la masonería anglosajona comparte los mismos principios que la masonería latina, la misma oposición feroz hacia la Iglesia. Es una ilusión creer en una masonería respetuosa con la religión. Debemos luchar por lo tanto contra cualquier masonería y contra todo esoterismo, aunque fuera sostenido por personas que no estén iniciadas en las logias.
Rivarol: ¿Cómo se podrían definir brevemente los principios de la masonería?
Don Francesco Ricossa: Es difícil dar una visión en conjunto de la masonería con pocas palabras. Antes de todo existe una doctrina oficial que la masonería proclama para el resto, aquella que nosotros conocemos y que preside el gobierno de nuestros países: la libertad, la igualdad, la fraternidad, la libertad religiosa, la laicidad, la tolerancia y la no discriminación. Cosas que todos comparten. Cosas que todos beben como la leche materna; es el aire que respiramos. Pero existe también sobre todo una doctrina esotérica que es el verdadero pensamiento masónico. El Papa León XIII en la encíclica Humanum Genus, explica que el punto esencial de la masonería es el naturalismo, el adogmatismo. No existe nada superior a la naturaleza, ni siquiera Dios, que si llega a existir (cosa que no creen todas las logias) se confunde con la naturaleza. Todo aquello que ha sido revelado, el mundo de la gracia, la Revelación, la trascendencia divina, los dogmas de fe, son inaceptables en la masonería.
Es necesario comprender que en la masonería existen dos aspectos, que deben ser diferenciados: un aspecto racionalista y un aspecto mágico, el cual no es contrario sino complementario del primero. Se observa la negación de la verdadera religión, pero ésta negada de forma racionalista y como reemplazada por los misterios masónicos que son la reedición de las viejas herejías de la gnosis pagana y de la cábala hebraica, las cuales más o menos tienen los mismos principios. Los misterios del paganismo, unidos a la corriente de la alquimia rosacruz, del hermetismo y del neoplatonismo constituyen la filosofía y la religión masónica, que conducen al culto de la Serpiente. No sorprende que entre los personajes de la tradición masónica se exalte a Caín, una línea ciertamente tradicional aunque demoniaca. Cuando el poeta italiano Carducci escribió su himno a Satanás mostró dos aspectos de la masonería: un naturalismo racionalista, siendo Satanás el símbolo de la negación de Dios con el progreso humano; y al mismo tiempo una tendencia demoniaca, mágica y satánica.
Rivarol: ¿Qué pensar de la distinción entre masonería materialista y masonería espiritualista?
Don Francesco Ricossa: Es la misma masonería, se trata de dos caras de la misma moneda. La masonería materialista es siempre esotérica. Sin el esoterismo, sin el simbolismo, sin el secreto no hay masonería. Y al mismo tiempo la masonería esotérica, con su pretensión de vincularse con las antiguas tradiciones de todas las religiones es al fin de cuentas materialista. Porque… ¿Cuál es esta tradición?, ¿Cuáles son esos misterios?, ¿A qué se refieren con lo divino? La respuesta es: nada. El materialismo y el espiritualismo no se oponen a la masonería. En algunos prevalece el aspecto burdamente materialista, en otros el aspecto simbólico religioso, pero en realidad ambos se reencuentran en la misma doctrina.
Rivarol: Su tercera conferencia sobre masonería, modernismo y tradicionalismo parece polémica. ¿Qué pretende demostrar con esta ponencia?
Don Francesco Ricossa: En efecto, se trata de la parte menos intelectual de la conferencia y que se presta más a polémica. Trataré de demostrar los lazos entre el modernismo y el ocultismo, el modernismo y el pensamiento masónico. En el modernismo, como en la masonería, se encuentran estas dos caras: un aspecto naturalista y un aspecto (falsamente) místico. El modernista filósofo, historiador, político es un racionalista y un agnóstico. Y al mismo tiempo pretende ser creyente, mientras no lo es. La doctrina modernista y la doctrina masónica se conectan una con la otra.
Más sorprendente es la cuestión del tradicionalismo. Con este término se entiende no el tradicionalismo del siglo XIX que, pese haber sido la filosofía de la Restauración y con Lamennais desgraciadamente también del liberalismo, es el antepasado tanto del modernismo como del guénonismo; sino el tradicionalismo moderno, aquél que se opone al Vaticano II y con el que estamos relacionados. Incluso en “nuestro” ambiente existen infiltraciones, bien de ideas o bien de personas que desarrollan una tendencia esotérica. Existen muchos casos concretos por examinar. Es lo que haré en la conferencia. Y aunque entre aquellos que no tienen amistades o ideas esotéricas, algunos, en los movimientos tradicionalistas utilizan los métodos masónicos para llegar a sus propósitos. Es necesario aclarar las cosas sobre este tema. Se trata por lo tanto de un objeto de discusión para darse cuenta de algunos problemas.
Obviamente todo este debe hacerse sin caer en un tropiezo bastante frecuente, en el que por desgracia caen aquellos que aún con motivos justos combaten la masonería. Me refiero a hacerlo sin el suficiente espíritu crítico, sin el apoyo de documentos, sin verificar las pruebas y sin una formación rigurosa. En la anti masonería existe una corriente seria e incluso indispensable, pero hay otras obras y autores provenientes de sitios menos serios y menos fiables. Igualmente existen algunos que advierten de las infiltraciones masónicas, lo cual comparto, pero otros que pretenden hacer creer que todos los que no piensan como ellos son masones. Lo cual es ridículo y puede conllevar de forma injusta al descrédito de toda la escuela antimasónica.
Rivarol: ¿En el curso de sus conferencias hablará de la cuestión judeo-masónica?
Don Francesco Ricossa: Se trata de una cuestión verdaderamente importante. Hablaremos en la primera conferencia, porque el pensamiento de la cábala está indudablemente presente en el origen de la masonería. Además, no solamente se encuentra en la masonería sino en todo tipo de esoterismo. Hablaremos de esta cuestión también en la segunda conferencia, porque en el fondo una parte importante de la doctrina masónica es el cabalismo. Pero no habrá una ponencia explícita y exclusivamente dedicada a la judeo-masonería. Este tema necesitaría de todo un congreso. ¡Quizás otro año!